domingo, 24 de noviembre de 2013

Vindicación de la gorda

Nos obsesionan con el cuerpo. Con la carta de presentación ante la sociedad. Así de perverso el temita de la delgadez abstraída de razones clínicas.
Nosotras no tenemos derecho a las tetas caídas, a la celulitis, a las arrugas o a las canas.
Mucho, pero mucho menos, a la panza.
La panza es la joroba del siglo XXI.
Mujeres panzonas son investibles, indeseables, se les da el asiento en el colectivo porque ninguna mujer tiene pancita sin estar embarazada.
Hay un razomiento social hacia la gorda. Por considerarla resentida. A veces insatisfecha. Los más “simpaticos” tildarlas de “gauchitas” pretendiendo hacer gala a la fama de dadoras incondicionales de placer sin pedir nada a cambio.
La sociedad nos expone a la visión como el sentido definitorio de nuestros gustos. Cuando perderse el tacto es un delito. Y el paladar merece en si mismo su propio manifiesto.

Las gordas nos hemos vuelto las verdaderas revolucionarias de la belleza. Hay que poder vestirse como una mina y no como una carpa cuando es tan difícil encontrar ropa acorde. ¿Por qué no se vendería? No. Porque deberían aceptar que van perdiendo la batalla. Que hace mucho las mujeres descubrimos que la sensualidad no se mide en talles sino en fuego mismo. Que no conoce pechos pequeños ni nalgas blandas. Que arrasa con el órgano sexual verdadero. El cerebro todo. Los sentidos todos danzando un mismo juego sin balanzas ni chicas de la tapa de Gente. Sin poses y con ganas de un choripan y una cerveza fría.

Después de amarnos descaradamente, eso sí

2 comentarios:

Unknown dijo...

Contundente, Maria! Muy bueno, la mujer es bella por el sólo hecho de ser mujer, no por su aspecto exterior! Un abrazo!

Susina dijo...

Cuantas verdades! y querer empezar OTRA VEZ el año con una dieta!Como borrón y cuenta nueva! Pero a mi me pueden las exigencias así que a hacer dieta!!Veremos si dura Besos