Lo paranormal de tu música. Cerrar los ojos. El timbre del teléfono. Una voz. Un reclamo. 30 veces en una hora el mismo casette que me lleva a la rastra hasta tu perfume. Vomitar de tristeza. De asco. Salir a correr. Fumar a la luz de la luna. Tu luna. Perderme entre la gente extraña que empieza a gritar en lenguas que desconozco. Leer cosas sin importancia. Volver al teléfono sabiendo que no va a sonar el timbre que yo quiero. El casette de nuevo. Nuevamente tu perfume y el vómito. Y decidirme a saltar profundo. Que los ojos cerrados me lleven a tu música de nuevo. Todo con una insoportable lentitud. Que gran idea dejarme abandonada para enseñarme a olvidar buscando tu mano.
Que horror conformarse con una mano
(1999)
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