tu pie, la palma de tu mano.
Antes del tiempo de los tiempos
tu boca estaba muerta.
Muertas tus aves y la luz,
latido áspero que llena lo no dicho.
Cuánta indignidad
acaricia este vacío.
Lo que no será,
lo que resueltamente solo fue palabra.
Tristeza en vaso de agua,
absurdo sacrilegio.
Fortuito.
Furibundo.
Fortuito.
Furibundo.
Acecho de gorrión.
Tu pasión, olvidada en que bolsillo,
boquita ahogada
dejándose ahogar
sin pataleos.
Te vas a enamorar de otra
mina sin sol.
A quién le importa
la verdad en el otoño.
Fuego silencioso,
colibrí de la savia.
Amanece apagado
el sol entre tus dedos.
el sol entre tus dedos.
Criatura inútil.
Habrá que echarse a rodar,
lejos del frío de mi sombra.
Tus besos.
Tu mano amiga.
Tu risa.
Un listado insoportable
reitera sin apuro
la certeza de tu ausencia
que aún no ha comenzado.
Y ya no se demora
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