La noche es una
mano en la garganta
que aprieta,
que se cierra
sobre tu nombre.
Tu nombre que solo
es dado para callar.
Y calla.
Orgía de libélulas, tus ojos.
Otro temor invocarán
tus dedos.
Rueca santíficada
y la palabra.
Una mano húmeda
que ya está seca.
Solo le queda la verdad,
esa espuma que galopa
en la grupa del opio
de tus besos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario