Ciudad de la saliva,
noctámbulo silencio
y el silbido del
hacha que cae,
para espantar las aves.
Hambre de bocas
trae tu espalda ciega.
Pobrecita.
Sin
ojos.
Sin crueldad alguna.
Pequeños ecos
de las palabras sucias.
Inocuas.
Nada espera
al final de tu ausencia.
Con que necesidad
inútil
recorrerla
No hay comentarios:
Publicar un comentario