Hermoso
el universo
del ombligo y su
pelusa
el giro de la piel
el pliegue primigenio
cuidado por mamá,
la cinta roja y su moneda.
Una cavidad perfecta
donde fuera mi primer
alimento
mi calor afectivo
elementales leches
Tan hermoso
el universo
del ombligo
y admirarlo así
hasta que el ruido te distraiga
lo vuelva insoportable
Ruido a árboles,
a pibe corriendo en los pasillos.
Ruido a escopetazo,
a bomba,
a derrumbe,
a incendio en La Boca.
Ruido a paritaria,
a piquetes,
a asambleas
y a fogón.
A goma encendida.
Ruido al grito
de Vamos!
y también a debate,
a abrazo partido.
A sirenas putas.
A balazos de goma
y de alquitrán,
de plomo
y de saliva.
A hechizos
del Gauchito.
A miles de seres humanos
con sus ojos,
sus riñones,
sus lunares,
sus voces bien altas
marchando
a Plaza de Mayo.
Como puede uno
mirarse el ombligo
tranquilo, señor,
con tanto ruido
a huelga.
Tanto, tanto ruido a huelga
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