Para cuando te gane la bronca
ya la tristeza te barrió las muecas
y enjuagó mocos con vasos
y se llenó la boca de puteadas
y los pulmones de mugre
y las almohadas de chinches
y los pies de pulgas
y los ojos de escorpiones
y los cielos de langostas
y los besos de mentiras
y los sexos de bostezos
y la música de Arjona
y los sueños de silencio
y los días de palabras
y así, casi siempre.
Entonces,
para que fruncís el ceño
si la tenés perdida
de acá a la China
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