Ni sé cuántos meses lo pensé. Leía y releía tu carta. “Te amo” “Sos la mujer de mi vida” Cada palabra se mezclaba con algún recuerdo y comenzaba a sonar sincera.
Y si era cierto?
Y si me querías para siempre, si todo había sido un error, si podíamos perdonarnos sinceramente?
Dudé mucho antes de llamarte pero el bar de siempre me pareció el mejor lugar. El único problema era que ninguno de los dos teníamos ni para el café así que fuimos hasta la plaza y el lugar que nos resultó más privado era frente al árbol dónde hacía tantos años te había declarado mi amor por primera vez.
El destino era azaroso y te sentaste a oirme.
Te elegí de nuevo. Te valoricé por encima de todos los errores. Te perdoné. Nos perdoné.
Sentía la emoción en el aire. Busqué el momento justo.
- Te amo
- Yo no
Seguí sentada porque no podía moverme. Te fuiste rápido pero no lo suficiente como para no dejarme ver que sonreías.
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