jueves, 11 de septiembre de 2008

La noche de Eleonora


Eleonora disfruta el momento previo a su profundo sueño. Me esmeré en llenarselo de fantasia, porque los adultos hemos sido niños y como diría Exupery en algunas cosas deberiamos seguir siendolo. Picasso decía que se habia pasado la vida tratando de dibujar como un niño. Ellos tienen la capacidad de dibujar las cosas como las sienten y de expresarse asi en todos los sentidos.
Cuando Eleonora se va a dormir la espera un mundo de sapitos, leones, jirafas y Patito Feo. Todos ellos se suben a la medianera del vecino esperando que ella concilie el sueño para poder irse todos juntos a jugar a la calesita más grande del mundo.
Desde hace unas semanas decidimos hacernos regalos entre nosotras para llevarnos a ese parque de juegos donde, naturalmente, no faltan nunca Papá, Mamá y Tiago. A veces, la tia.
Primero le regale un vestido rosa largo y lleno de brillo, luego una corona, más tarde un avión para que pudiera ver de lejos lo grande que es el parque.
Anoche estaba muy cansada y triste, le pedi que dejaramos los regalos para mañana. Un pucherito casi caprichoso para luego preguntarme: "Ma, yo te puedo regalar cosas también?" "Si, Eleo, pero dormite"
Levanto los dos puñitos cerrados y sonrió
"Ma, adivina en que mano está la luna"

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