Lo triste es no hacer pie.
Es adorar
la incertidumbre
hasta el dolor.
Ver como se corre
el horizonte.
Como enloquece
la perspectiva
Lo
increíble
está ahí.
Ahí.
Y uno que no puede hacer pie, c
a
r
a
j
o
Hay que soñar, pero a condición de creer seriamente en nuestro sueño, de examinar con atención la vida real, de confrontar nuestras observaciones con nuestro sueño, de realizar escrupulosamente nuestra fantasía. (LENIN).
viernes, 15 de agosto de 2014
Tus cositas
Tu pie tropieza y
tu vidita,
tus sueñitos,
tu sexito,
tu cuerpito,
tu calorcito,
tu comidita,
tu tiempito,
tu jueguito,
tu espejito,
todo roto
tu vidita,
tus sueñitos,
tu sexito,
tu cuerpito,
tu calorcito,
tu comidita,
tu tiempito,
tu jueguito,
tu espejito,
todo roto
Callada
Debería, al igual que el sol,
amanecer como si nada,
nada hubiera pasado.
Hoy, ayer.
Mañana hará lo mismo.
Y vos no estas.
Y no le importa.
Debería llorar
si mereciese el afecto
de las lágrimas.
Pero no.
No soy digna de la magia.
Las plazas no me hacen cosquillas.
Las estrellas son solo cuerpos celestes.
La poesía se ha quedado callada
amanecer como si nada,
nada hubiera pasado.
Hoy, ayer.
Mañana hará lo mismo.
Y vos no estas.
Y no le importa.
Debería llorar
si mereciese el afecto
de las lágrimas.
Pero no.
No soy digna de la magia.
Las plazas no me hacen cosquillas.
Las estrellas son solo cuerpos celestes.
La poesía se ha quedado callada
martes, 12 de agosto de 2014
La zamba en el sur
¡Como le gustaba a la abuela cantar zamba! Después del segundo vasito de vino. Tinto, blanco o rosado. "No es para pintar", decía y nos reíamos todos. Entonces la abuela arrancaba bajito con Perfume de carnaval y el tío Cacho salía corriendo a buscarle la guitarra a Dany y el bombo para él. Pero a la abuela no parecía importarle el movimiento familiar que generaba su voz pequeña. Seguía cantando bajito, como rezando. Y nosotros bobos, la escuchábamos sentados y tranquilos como en el sueño de toda madre.
Hasta que casi siempre el tío Arturo o mi papá arrancaban la zamba a voz en cuello de tinto y ya no daban ganas de quedarse a oir ese concierto paradojal donde la damajuana se vaciaba a medida que la tarde se llenaba de música y guitarra.
Ezequiel fue el primero en levantarse y salir al patio a patear la pelota. Los demás lo seguimos de aburridos y aprovechando para escapar de la mirada adulta un rato largo. Nos veíamos muy poco. En esa época, como en esta y tal vez en todas, viajar de norte a sur era caro para toda una familia. Tres colectivos y un tren, horas de transporte público con sus respectivas esperas no demoraban mucho en sacar de las casillas a dos chicos que ya tenían sed, hambre y ganas de hacer caca desde que bajaron del Roca. Por eso las tardes de zamba se exprimían hasta la noche. Así era el reencuentro y el vino. Las ganas de no soltarse.
Ezequiel jugaba a la pelota en el patio. Todos los varones se le fueron al humo.
Las nenas nos sentamos en la hamaca, Naty me miró con desprecio y se acomodó cerca de mi oido
- ¿Vos sabés que es un terrorista?
Sospecho que mi cara de idiota fue toda una respuesta.
- Son asesinos de nenas como vos
- ¿Y porqué me van a matar?
- Porque tu papá es militar y defiende la patria
- El tuyo también
- Si, pero mi papá sabe que se hace con los terroristas
- ¿Y qué se hace con los terroristas?
- ¡Se los llevan! ¿Para qué los queremos? Se los llevan a lugares secretos porque si vienen los amigos ponen una bomba y nos matan a todos
- ¿Y porqué nos van a matar a todos?
- Sos una estúpida
La tía Lily salió a sacudir el mantel y me vió llorando contra el árbol. Naty me había aturdido con un sopapo para premiar mi estupidez. ¿Porqué alguien querría matarme? Le conté todo a la tía. De los terroristas, de los asesinos, de los lugares secretos. La zamba se oía lejana y desafinada. La abuela dormía la siesta y mamá lavaba los platos.
La tía se acercó a mi cara y me secó las lágrimas con un repasador. Sonriéndome sin pestañear me pidió aquello que oiría por primera vez después de la palabra terrorista.
- Si, mi amor. Van a matarnos porque no quieren a la patria. Se disfrazan de cualquier cosa para perseguirnos. Por ejemplo, tu amiga del cole, esa que escribe cosas raras en el cuaderno, seguro se las dice el padre, no? Pero vos que sos una nena buena, contale a la tía de que trabaja el papá de tu amiguita. Dale, contale a la tía
Hasta que casi siempre el tío Arturo o mi papá arrancaban la zamba a voz en cuello de tinto y ya no daban ganas de quedarse a oir ese concierto paradojal donde la damajuana se vaciaba a medida que la tarde se llenaba de música y guitarra.
Ezequiel fue el primero en levantarse y salir al patio a patear la pelota. Los demás lo seguimos de aburridos y aprovechando para escapar de la mirada adulta un rato largo. Nos veíamos muy poco. En esa época, como en esta y tal vez en todas, viajar de norte a sur era caro para toda una familia. Tres colectivos y un tren, horas de transporte público con sus respectivas esperas no demoraban mucho en sacar de las casillas a dos chicos que ya tenían sed, hambre y ganas de hacer caca desde que bajaron del Roca. Por eso las tardes de zamba se exprimían hasta la noche. Así era el reencuentro y el vino. Las ganas de no soltarse.
Ezequiel jugaba a la pelota en el patio. Todos los varones se le fueron al humo.
Las nenas nos sentamos en la hamaca, Naty me miró con desprecio y se acomodó cerca de mi oido
- ¿Vos sabés que es un terrorista?
Sospecho que mi cara de idiota fue toda una respuesta.
- Son asesinos de nenas como vos
- ¿Y porqué me van a matar?
- Porque tu papá es militar y defiende la patria
- El tuyo también
- Si, pero mi papá sabe que se hace con los terroristas
- ¿Y qué se hace con los terroristas?
- ¡Se los llevan! ¿Para qué los queremos? Se los llevan a lugares secretos porque si vienen los amigos ponen una bomba y nos matan a todos
- ¿Y porqué nos van a matar a todos?
- Sos una estúpida
La tía Lily salió a sacudir el mantel y me vió llorando contra el árbol. Naty me había aturdido con un sopapo para premiar mi estupidez. ¿Porqué alguien querría matarme? Le conté todo a la tía. De los terroristas, de los asesinos, de los lugares secretos. La zamba se oía lejana y desafinada. La abuela dormía la siesta y mamá lavaba los platos.
La tía se acercó a mi cara y me secó las lágrimas con un repasador. Sonriéndome sin pestañear me pidió aquello que oiría por primera vez después de la palabra terrorista.
- Si, mi amor. Van a matarnos porque no quieren a la patria. Se disfrazan de cualquier cosa para perseguirnos. Por ejemplo, tu amiga del cole, esa que escribe cosas raras en el cuaderno, seguro se las dice el padre, no? Pero vos que sos una nena buena, contale a la tía de que trabaja el papá de tu amiguita. Dale, contale a la tía
El conjuro de los niños
La ceguera
si no ves donde no hay"
Serú Girán - Noche de perros
En la nada, te busco.
Qué tristeza danzará
esta noche.
Dónde dormirán
los pájaros helados,
las madres sin pan, sin raíces.
Sin árboles.
Cómo se verán
mis ojos cuando
te nombren
y el recuerdo
me delate
y el llanto quiera
su nido niño
en mi garganta
y todo sea confuso.
Qué palábras dirá
tu boca que no me nombra
que no me besa
que no lo hará jamás.
domingo, 10 de agosto de 2014
Principio de incertidumbre
no hagas siempre lo mismo"
Albert Einstein
Los soles y los duendes
Los espejos
Los laberintos y las nubes
Los misterios
Los dibujos y los gorriones
La lengua
El fuego y la lluvia
La distancia
El espacio y el tiempo
Todas las palabras no te nombran
No sabrían como hacerlo
viernes, 1 de agosto de 2014
La víspera y el deseo
Cierta impresión total
sobre tu boca.
Un paisaje dibujado
en la ventana.
Te nombra un
espacio inevitable.
Mis manos te extrañan,
cautivas de un deseo
vuelto ternura.
Si mañana lograse
amanecer arcilla o barro,
¿pez?
No
Pájaro
Si mañana lograse
amanecer pájaro y salir
a cantarte un cielo entero,
un mundo pequeñito,
una boba certidumbre mística
sobre tu boca.
Un paisaje dibujado
en la ventana.
Te nombra un
espacio inevitable.
Mis manos te extrañan,
cautivas de un deseo
vuelto ternura.
Si mañana lograse
amanecer arcilla o barro,
¿pez?
No
Pájaro
Si mañana lograse
amanecer pájaro y salir
a cantarte un cielo entero,
un mundo pequeñito,
una boba certidumbre mística
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