jueves, 28 de febrero de 2013

Indiecito existencial

El Indiecito juega a las escondidas entre las tolderias. Ignorando al cacique, distribuye sus enormes ojos entre princesas y reinas. Todas igualadas ante la zancadilla de su sonrisa inmensa, completa de belleza, de gorriones en primavera. Él no comprenderá porqué la reina toma una mazo de naipes en vez de seguir los estrictos pasos del ajedrez y dejarse de joder. Porqué tira los reyes y pierde la mano, un poco triste pero acostumbrada. Y toma un ómnibus a  cualquier parte del mundo donde no existan los Indios ni los Indiecitos, ni esos ojos siderales dónde puede explicarse la esencia y el Universo.
Lejos de esos ojos que encandilaran alguna princesita acorde a las circunstancias, al requerimiento de los duendes que acarician con sus brazos, le llegará el amor que tiembla en las rodillas.Y tendrán hijos y un perro.
Y un jardín con un perro tan lejos ya de su reina.
Un ladrido la convierte en extraña y sabe dar una dama el paso al costado en el momento exacto.
Entre la princesa, el jardín y el perro.
Y el ladrido.
Y el cordero atado

domingo, 24 de febrero de 2013

El completo amor

Amo el otoño.
La llovizna.
El azul en la tapa de los libros
y ese olor a nuevo en sus hojas.
Al jacarandá en flor arrastrado
por la lluvia.
Un jazmín que regalé
impregnado de mi impronta.
Un barrilete hecho por mis manos
destartalado y pedante
buceando en el cielo.
Un álamo que fue mi casa,
el escondite de mis cucos,
dónde no llega ni papá.
Un cabsha que estaba en mi cuaderno
de sexto grado después de un recreo,
haciendome creer por primera vez
en el amor y en la magia.
Un beso en el Malba.
Ese abrazo interminable
en la Estación Urquiza.
Una caricia a escondidas
en la Plaza de Mayo.
Una paloma arrollada
por el pincel de Picasso.
El perfume del mar
cuando es de noche.
La tentación de apoyar
la mano en Van Gogh
o Xul Solar o Frida Kahlo
y sentir. Sentir su pasión
encriptada.
Las lágrimas vertidas
con La Strada.
Las lágrimas calladas
con Annie Hall.
El arcoiris que vi desde
el balcón del local
con Pablo y Morta
ese día que era tan triste.
Desafiante y presagioso.
Unas manos chiquitas
que me acarician y me retan
como a Frodo trepando
las colinas.
Me obligan a crecer.
A amarlos como a nada.
A agradecer la vida.

miércoles, 20 de febrero de 2013

La lluvia y el juego




Hay musas que juegan en la lluvia. Ninfas desnudas entre los árboles invitándonos a bailar, a recobrar el placer del soñar despierto. El amor de los niños que se besan a carcajadas, saltando charcos, cucos, realidades.
Es delicioso verlas divertirse, disfrutar del pasto húmedo mientras abren arcones conocidos. Burlonas nos muestran su juventud, su desparpajada juventud entre estos trastos viejos que fueran mis juguetes. Pelean entre ellas por mi soga, mi único patín (creo que era el izquierdo, nunca tuve el par), un montoncito de moras robadas, un raspón en mi frente, un primer beso escondida en el recreo, un padrenuestro multiplicado en cientos por cada confesión, un helado de chocolate, mi primer minifalda (blanca con rayas rojas), una caja de música en la que suena Sandro en la voz de mi vieja.
Es impúdico y extravagantemente bello verlas hurgar, buscar los perfumes de patios pequeños y dulce de leche casero. Encontrar barriletes y mariposas. Colores olvidados en desilusiones grises, en claustros grises, en drogas grises, en culpas grises, en anteojos enormes para esconder la mirada. No los ojos. La mirada que también es gris. Por dios, tan gris.
Agitando con furia las alas es como han de morir los amores y las mariposas.
Entonces, ellas.
Payasas, siniestras, hermosas, ancestrales, perfectas.
Musa tempestuosa obligandome a entregarte mi pobre cuento.
Me rozarás, piadosa, los labios.
Y tus migas serán suficientes para entregarme al juego.



martes, 19 de febrero de 2013

La mariposa y la lluvia

Hace frio y llueve. Y una se ve en el compromiso de escribir cosas  trascendentales, pegadas a esta realidad de sílex enmohecido en perfumes putrefactos. De seres siniestros, asesinos.
Que poco importará la mariposa muerta en mi patio. Con sus alas pesadas de lluvia y un color precioso. Naranjas y ocres mezclados sutilmente con algún filigrana en negro repetido en forma cromática, geométrica, perfecta. El esfuerzo de la naturaleza por ofrecer algo tan bello, tan cuidado desde su crisálida. Alimentado con lo mejor de su pasado, buscando mejorar la especie. La vida misma.
Cada parte de su cuerpo había luchado por crecer. Por mutar en ese esplendor de colores que recuerda a caramelos y cosas ricas. Cómo puede no importar cuando la muerte atropella impiadosa la belleza. Cómo pueden no importar la impotencia de sus ojos. Cómo puede  no importar el dolor de  la caída, el sueño interrumpido, la lluvia indiferente, la bala de Favale

lunes, 18 de febrero de 2013

La desilusión

Ella los vio salir.
Pura paranoia, pensó. Y siguió bailando.
Algo en la imágen le resultaba extraño.
El tiempo pegaba arañazos al minutero.
Entonces decidió seguirlos.
No fue dificil encontrarlos, nisiquiera se habian tomado el trabajo de esconderse.
La visión se nubló.
La imágen debía estar distorsionada.
Sin embargo, algo se rompía.
Ese motorcito triste, hijo del capricho, de la malcrianza que reciben las princesas a quienes todo se les da. Pero no, esto no y eso tampoco. Entonces carita de puchero rezumando espuma dulce por la boca. Hinchando los ojazos de agua. Un agua que brotará escandalosamente de un instante a otro. No puede contenerse. El dique de sus párpados se quiebra y allí está la primer gota suicidándose en una mejilla que hierve de rabia. Una tras otra caen sin escrúpulos ni tapujos. Algunas mojan la nariz, otras recorren las comisuras de la boca. Ninguna supera por mucho el cuello, pero son raudas y veloces. Comienzan a crecer a borbotones mientras el recuerdo cumple su perfecta función de angustia, de ausente esperanza. No conocerá el reparo de las caricias, de los besos en la frente, la palabra amable y el abrazo. No podrá encontrar un hombro, un pecho, un cacho de pared dónde apoyar la desilusión y suspirar profundo para ir apagando el llanto. Para aclarar la vista y ratificar la postal.
No lo ha soñado, solo lo ha visto.
Su amiga se besa apasionadamente con su novio.
Es real.