Como juego del Destino ignorante de que hubiera un factor común entre estos seres: Despertar en el mundo la Revolución de los sentidos.
Constelaciones ajenas a nuestro pobre entendimiento los bautizaron Carlos. Serán estas mismas las que jueguen anagramas, rayuelas y escondidas; dejandonos a nosotros tan animales, tan marxistas, tan cineófilos, tan tangueros con las venas abiertas admirando la vida, su obra y a quienes supieron dar gran uso de ella sin importar el azaroso nombre de pila