Andrea Pachacama se presenta a sí misma desde su punto más íntimo y, para lograrlo, sabe debe reinventar la palabra que la nombra. Entonces, Andrea es Fishfirika, un ser humano al que nada de su condición le es ajeno. Fishfirika es una estratega superviviente de este comienzo de siglo pandémico y feroz. Ha poblado su poesía de los gritos propios y ajenos, y eso la transforma en trascendental.
Andrea tiene pocos años y muchas vidas. Hermana de la palabra y del verbo como sujeto, es parte del dúo Longas Fieras Subversivas que azota impiadosamente la música y la poesía platense. “Declaraciones subversivas por el derecho al ser” es su primer libro.
Fishfirika dice en voz alta, con música o en silencio, la sangre que nos bulle, lo que entendemos y lo que no, las resurrecciones que nos construimos a diario. Heterogénea en sí, como palabra que aúna los pedazos de ella, los que ubicó en otros cuerpos en el rompecabezas de reconstruirse, y lo volvió poesía.
Andrea encontró en el lenguaje poético la posibilidad de ser escuchada hilando acciones. Duda, asevera, construye, tiembla, promueve, denuncia.
“Oh santa concha que estas entre las piernas
Santificado sea tu clítoris
Llena seas de fluídos
Lubricados sean tus labios
Por la inmediata apostasía colectiva
Aaaaaaa….aaa…aaaa..a…amen
Líbranos madre del embarazo no deseado
Aléjanos de los estereotipos de belleza que nos castran
Las tendencias culturales que nos desfiguran”
La libertad en el arte es ejercida por Fishfirika en una vindicación herética: lo dicho para convulsionar. No se pasa por su poesía sin sentir, no se pasa por su poesía sin pensar. Ambos verbos, en sí mismos, ya son un obsequio.
Las conclusiones de una generación reverdecida al calor de una extensa batalla histórica, muestran en la poesía de Andrea su vitalidad. Andrea es la poesía que escriben nuestras hijas mientras luchan. Andrea es la poesía que escriben nuestras hijas mientras están asustadas. Andrea es la poesía que escriben nuestras hijas mientras pierden el miedo. Andrea es la poesía que escriben nuestras hijas mientras hablan de amor, de otro amor, de un amor tan distinto que subvierte la ternura hasta volverla real, y por eso no negocia pavadas.
“Insurgimos en nuestro ambiente como lava de volcán”, dice la poeta atrevida.
Así sea, querida Longa
Así sea, querida Fishfirika
Así sea, querida Andrea.
María Negro
Declaraciones subversivas por el derecho al ser
Fishfirika
Gali Arte Editora (@galiarte.editora)